Las altcoins, o criptomonedas alternativas al Bitcoin, se han convertido en una parte esencial del mercado de activos digitales. Su objetivo es mejorar las limitaciones del Bitcoin al ofrecer transacciones más rápidas, tarifas más bajas o características innovadoras como contratos inteligentes, mejoras en la privacidad y la interoperabilidad. Ejemplos populares incluyen Ethereum, Solana y Cardano. Muchas altcoins sirven para propósitos específicos, desde impulsar aplicaciones descentralizadas hasta habilitar pagos transfronterizos. Si bien las altcoins pueden ofrecer un alto potencial de crecimiento, también son altamente volátiles y riesgosas. Los inversores deben investigar los fundamentos del proyecto, la demanda del mercado y la tecnología antes de invertir. La diversificación y la gestión de riesgos son clave para navegar con éxito en el dinámico panorama de las altcoins.