La llamada patria no es más que la última parada del éxodo de los ancestros. Para la sangre errante, la tierra nunca ha sido sagrada e inviolable, sino una estación temporal para descansar durante el vagabundeo. Donde se puede encontrar refugio, donde se puede respirar, allí se convierte en patria. Donde mi corazón se siente en paz, allí está mi hogar.
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La llamada patria no es más que la última parada del éxodo de los ancestros. Para la sangre errante, la tierra nunca ha sido sagrada e inviolable, sino una estación temporal para descansar durante el vagabundeo. Donde se puede encontrar refugio, donde se puede respirar, allí se convierte en patria. Donde mi corazón se siente en paz, allí está mi hogar.